el corazón que no se muere
y que deja de latir
cada vez que se le hiere
y por eso nunca muere
porque resucita cada noche
con el roce de las pieles
el corazón que no se muere
que degusta con lujuria
ese sexo y sus mieles
y por eso nunca muere
porque quiere cada noche
ser la fuente que tu bebes
y es que nunca muere
ni por el gusto, ni el tacto
ni los sentidos que intervienen
más morir, algún día muere
y es el peso de la vida
que mata lo que debe.
siete años ya, siete
mirando de noche al cielo
buscando donde verte
llenandome de anhelos
cada día de recuerdos
los gritos silenciosos,
enloquecen los cuerdos
destino avaricioso.
y la pila se gastó
la calma del momento
y el alma se agotó
entre largos silencios
el segundero no marcó
y el tiempo se hizo lento
algo dentro se murió
y el recuerdo es eterno
El mar y su calma
alarga sus brazos.
la ola con su alma
te sigue los pasos
arena en la palma
y caminar descalzo
la Luna te reclama
acuna en su regazo
En su cara roza la brisa
Y el silencio consejero
Y un eterno pasajero
Y un caminante con prisa
Y se inventa la risa
Guardandose la pena
Cómo yonki, en vena
Una dosis de sonrisa
