siete años ya, siete
mirando de noche al cielo
buscando donde verte
llenandome de anhelos
cada día de recuerdos
los gritos silenciosos,
enloquecen los cuerdos
destino avaricioso.
y la pila se gastó
la calma del momento
y el alma se agotó
entre largos silencios
el segundero no marcó
y el tiempo se hizo lento
algo dentro se murió
y el recuerdo es eterno
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