Con sus manos sostenian
Aquel árbol que se erguía
Sabiendo lo que querían
Callando lo que sabían
Cuando pudieron, no hacían
Palmadas en la espalda cada día
A la cara verdades, decían
A la hora de la verdad, mentían
Y como perros en jauría
Atacan mordiendo en agonía
Viendo su alma fallecida
Observan como hienas su caida
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